Hoy soy el último dragón
y pasados los siglos
vuelvo a escupir fuego.
El olor a tanta rosa muerta,
a tanta estrella triste
me ha despertado.
El alarido doloroso
del hambre,
surgiendo de las entrañas,
me ha despertado.
Los dragones,
sólo volvemos a la vida
si el ruido que nos llega
es de lamentos muy amargos.
He salido de mi letargo,
al escuchar los aullidos
de la desesperación
los gritos y llantos,
de las nanas muertas
cada vez que la Luna,
se lleva de la mano
un hijo.
Una nana llorando,
por cada niño.
Los dragones,
cantamos nanas
muy mal.
Pero yo he cantado.
Yo,el último dragón,
he abierto las alas
y volando,
he visto lo mismo
con diferente mortaja
que en el pasado.
Los mismos atropellos,
los mismos dioses falsos,
igual imperio de la sinrazón,
la misma ley del iluminado
y por encima de todo
el mismo miedo grabado.
Los dragones,
muy pocas veces
llegan a llorar.
Y yo he llorado.
Viendo la misma miseria,
la misma esclavitud,
y el mismo látigo.
La misma colección
de collares y grilletes,
en un escenario
gris de hormigueros,
donde solo cambia,
que las hormigas de antes
ahora son humanos.
Un espejismo
de torres de Babilonia,
queriendo
cada vez mas alto
tocar el cielo.
Los dragones,
no apretamos
los dientes
y los he apretado.
Yo,el último dragón,
capaz de mover nubes
con su aliento,
he visto las mismas guerras
y estandartes falsos.
Las fosas, de iguales
inocentes
torturados y enterrados.
Las mismas chozas,
semejantes leprosos,
idénticos palacios.
El Hombre,
no ha aprendido nada
de los errores pasados.
Los dragones,
contamos las leyendas
que una vez nos contaron
viejos sabios.
Por primera vez
en mi vuelo,
he callado.
Yo,el último dragón,
dormiré para ya no despertar,
no me queda rastro
de esperanza.
Sepan,que los dragones,
no desaparecieron,
incapaces de mantener la magia,
su razón de existir.
y volar soñando
escupiendo fuego.
Uno a uno,durmiendo,
se fueron suicidando.
Miguel Rubio
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