Fecha de expiración, aunque el amante
no la llega a entrever, ni cree en ella.
Es la envoltura del amor tan bella,
que nadie lo recibe vigilante.
Llega en sonrisa, en desnudez vibrante,
y convence, seduce y atropella;
pero un día se va, sin dejar huella,
su eternidad apenas un instante.
El producto es efímero, carece
de garantía en tiempo, y adolece
de inferior calidad, no discernida.
No hay lección aprendida en tal fracaso.
Regresa, fulminante o paso a paso,
y nos vuelve a engañar. Así es la vida.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-
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