Agosto se esfuma como una pluma en un sendero.
Los días son vertederos de tiempo perdido
como gritos de viuda alegre entre el maiz.
Coles, dolor, sandías, nieve hirviendo,
un pregonero restriega con callos crespusculares la luz que se va durmiendo.
Agosto, preludio de la sombra de unos ojos,
clausura y huida
de cortinas de pasión,
lenguas y miradas.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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