Un buen croissant tiene un aspecto regordete y forma de creciente de luna
Corteza dorada: une belle couleur blonde
Miga ligera blanda casi brillante
Debe tener la gola bien echada sobre la frente invitando a morder
su crujiente hojaldre
Equilibrados los sabores de la mantequilla con el aroma del caramelo
Solo así su sabor se derrite en la boca
Si a pesar de esto necesitan otra prueba
Volvamos a la luna:
Un verdadero croissant tiene en su creciente las puntas recogidas hacia el centro
Esa es la señal de que ha sido hecho a mano
Ninguna máquina industrial es capaz de reproducir esa forma
tan complicada y a la vez
tan simple
Al menos eso me aseguran los panaderos de Morschwiller Le Bas
(pueblo del Alto Rhin) que hacen poesía comestible
Matilde Tercero -Francia-
Publicado en Periódico de Poesía 70
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