Quedé
para dar una vuelta con la luna parda
y trillar
con trillo de cerveza
en la era del tiempo
las espigas del alma.
Con su pelo:
Barrer las lindes de las horas en celo;
con su badil:
Atizarle con fuerza a la copa
que está hecha de cisco
que calienta mi ropa.
Maullando
en el collado que forman sus pechos
como un gato
en el frío de un tejado en enero
o rebuznarle amores torcidos
que caen su aparejo si le canto al oído.
Atracar,
con la faca que nos ha dado el hambre,
a esta vida,
la misma que nos quiso dar
un betijo para no mamar
de las ubres maternas de la libertad.
Abrázame
que se están durmiendo las palabras,
y vámonos corriendo a la choza
a espantar con tu cuerpo la calma
antes de que el cielo arda.
Y asomarnos
con la risa nacida en los labios
a los charcos que se forman en tu espalda,
y que son los dos ojos
de la luna parda.
FRANCISCO TOMÁS BARRIENTO -Campofrío-
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