Amargos dolores de mi alma,
puñales que clava el olvido,
alegrías de ayer
hoy despojos,
cual pétalos de flor
ya marchitos.
La risa, la borro el viento
con pinceladas,
de un sufrimiento,
dejándome lagrimas,
como rio que surcan
a mi rostro sombrío.
Desgano a mi cuerpo abarca,
cual barca
naufraga en el río.
Acuarela de un sufrimiento,
que tiene a mi pecho partido.
Como árbol,
que el rayo abraza,
desgarrando hasta su cimiento,
herida que causa el amor, no ha de curarla el tiempo.
Cenizas del fuego de entonces,
quedo en tu adiós
amor mio.
Como río
desbordado que arrasa,
en toneles de barro fundido,
en el fondo ya de la nada
late hoy
mi corazón herido.
Añicos se hizo la copa,
de tus labios en los labios míos,
hiriéndome el alma,
cual daga que sangra
al crepúsculo vencido.
Cenizas del fuego de entonces,
quedo en tu adiós
amor mio.
CARLOS LUDUEÑA.
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