Buscando el perfume
de tu cuerpo en el mío
me respiro bien hondo
pegando mi esternón
con mi mejor recuerdo de vos;
me hago finito,
casi traslucido…
Tan rico en ayeres,
tan pobre en amores
me suicido casi a diario
esperando volver a nacer
o, al menos, perderte
en mi camino de regreso
a ningún lugar.
Leandro Murciego
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