Escuchando el caminar de los minutos
que tristes cumplen su ciclo en cada hora,
se pasean por el tiempo de mi vida,
se detienen en cada esquina de oración,
crecen, se multiplican para ir muriendo,
con ello me asalta una pregunta, a la cual
respondía sin medida o pretensión.
Poco a poco abro las ventanas de mis heridas
para que exploren mi existencia,
cierro los ojos y me quedo dormida,
los minutos arrastran sus pasos aturdidos
enredándose en mi montaña incierta.
Se acercan, se alejan, se detienen,
Juraría que van hasta tu lecho, porque siento
en mi piel una invasión: es una luz incontrolable
que alumbra y arde,
que hace de mi vida tu propia habitación.
Lucy Ortiz -Canadá-
Publicado en Palabras Diversas 47
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