Un bunker en la playa
Desde las rocas me vigilas
con tu único ojo vacío
esculpido en la piedra.
Un poco más abajo
hendida en dos tu boca
guarda un pétreo silencio.
No tienes nada más,
el resto se ha petrificado
o se lo han llevado
poco a poco las olas del mar
para que jueguen con él
los saltarines pececillos.
Junto a ti ahora que luce el sol
pasan cientos de cuerpos
semidesnudos dejando
sus huellas en la arena
que el agua después
borrará en un instante.
JOSÉ LUIS RUBIO
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