Sudorosas las pieles
resbalando el abrazo
caricia urgente
el tiempo carnívoro
la luna tiembla
choque de huesos
al compas de la cama
como el agua que pasa
sobre el río
él vio su vida
cruzar vertiginosa
y canta
por todos los cielos oscuros
por todos los fantasmas
por los cobardes y su rabia atrancada
por los niños que hirió el abandono
y los animales amados
por mi sangre
Dios
no permitas que se vaya
que su corazón sea mío
sus labios su vientre
el sabor de su sexo sólo mío
que mi corazón entre al suyo
como una araña roja
y allí viva.
Carlos Martínez Villanueva.
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