Amo la brisa que suavemente con dulzura te acaricia
amo al aire que tu boca de rosas respira, y te da vida
lo siento ya celoso, cuando tus bellos labios acaricia
porque me roba lo que quiero, el aliento que respiras.
Amo a la perfumada flor que en tus manos agoniza
pétalo a pétalo, y sigue luciendo en toda su belleza
envidio al sol y su luz, que las besa en su grandeza
él ama con pudor enamorado y acaricia sin malicia.
Amo tu mirada dulce apasionada de miel y de cristal
que me roba el alma me seduce, condena y esclaviza
a mi amor te llevas como hoja perfumada en la brisa
y me desgarras padeciendo mi corazón, sin remediar.
Quiero ser el agua que acaricia tu vientre, tu cintura
embelesada y fresca en tu piel de seda, de amapolas
en el perfumado remanso que susurra y se alboroza
cuando peregrina sediento en tus partes más ocultas.
Amo a tu dulce amor que me seduce y me condenas
amándote siempre vida mía, en una eterna sinfonía
vivo nuestro ardiente amor contigo en bella armonía
cuando entre tus piernas, dulcemente me encarcelas.
Debe ser un pecado,
tenerte tantas ganas.
Amor, te invito a mi infierno.
Manuel F. Romero Mazziotti -Argentina-
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