Si una mujer arde en tu corazón, no es tan malo. Es terrible cuando su nombre navega tu sangre y la tiñe con la de ella, o cuando su voz te persigue por las noches y, en forma de caricia, se apodera de tu piel. Es torturante saberla lejos, y ver sus ojos de arcángel crear un laberinto de emociones… que no la traen hasta ti. Angustia oír su perfume arrastrarse sobre el alma… y saberse indefenso ante ese poder. Por eso, si te duele una mujer y la ansías con locura, suicídate con su recuerdo, que cuando ella quiera, con su amor te resucitará…
Victor Diaz Goris
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