BUEN SERVICIO
Ella coloca el plato sobre la mesa, mira el reloj, arregla su delantal y recoloca su cofia. Luego recoge de la repisa la copa usada para llevarla a la cocina. Al girar se enfrenta a la mirada obsesiva de la enorme cabeza del rinoceronte disecado.
Sonríe. Si ella hablara, si ella contara que su señor no lo cazó, si ella se atreviera… ¡caería el mito!
DECISIÓN
La cama recibe con lamentos la sombra del baúl, ¡tan bajo cae el sol a través de la ventana! Él deposita la cuchara sobre el sucio mantel. Y solo entonces se decide a salir, cerrar la puerta y escapar de aquella casa internándose en la noche que le aguarda.
Fátima Martínez Cortijo (España)
Publicado en Escribimos 38
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