Respiraba entrecortado
la acechó mientras estaba despierta
ella sabía que en la oscuridad le miraba
él veló su sueño, y cuando por fin soñaba
salió de las sombras para atacarla.
Sus uñas largas y negras arrancaron las sábanas
y al ver su cuerpo casi desnudo,
sus senos tranquilos
sus venas azules apenas perceptibles
bajo su piel
se excitó,
transformándose dolorosamente en hombre,
su pelo hirsuto dió paso
a un vello delgado e incipiente
sus largas uñas se acortaron
sus patas desaparecieron y en su lugar
tuvo manos y pies
que dolían al caminar,
sus ojos perdieron visión nocturna
y sólo percibió una silueta apenas cubierta sobre la cama.
Percibió el perfume de su piel
y su sexo
acarició suavemente
la aureola de sus pezones con su aliento
lamiendo el contorno de sus labios, sintiendo su respiración.
Tuvo un deseo inmenso de poseerla ahí, en el silencio
a mitad de la noche
donde nadie podía verlo
cobijado por las sombras
incitado por la Luna que se reía de su torpe andar.
Mas no supo qué hacer, se miró a sí mismo
y tuvo pena
se echó a un lado de sus pies contemplando su cuerpo,
tenía frío
esa piel de humano no le servía de nada.
Poco a poco se quedó dormido.
Al llegar el día ella se levantó
estirándose poco a poco,
mirando alrededor
abrió la puerta, permitiendo que el aire fresco
disipara las penumbras
Algo había brincado de la cama.
¡Ven!
El salió de las sombras y caminó detrás de ella, agachando la cabeza y moviendo la cola.
Roxana Rosado
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