Me invitaste a escribir con mesura,
y no desbordar
la pasión que me hiciste sentir.
Me arrancaste de la locura,
y me confinaste a la sensatez.
Me pediste que planeara un futuro
con los pies bien plantados,
y en eso estaba
cuando emprendiste el vuelo.
Me abrazaste el alma,
y luego te marchaste con ella.
Me canse de mí
y de esto
que no puede llamarse vida.
Me decidí a buscar un nuevo camino
y lo encontré
tras un extravagante resquicio,
que algunos les han dado en llamar
la puerta falsa.
ERIC URÍAS ROMERO -México-
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