Hace frío, me acuerdo de que una noche de invierno
dormí en el ojo de piedra de un puente romano
y de que alguien dijo que cada vez que aparecía en un poema
una ventana y alguien mirando por ella
rompía el poema y odiaba eternamente a su autor.
Hace frío, pero es un frío burgués,
un frío del que decimos que el recibo de la luz
va a salir carísimo este mes,
del de discutir si es mejor brasero, calefactor o aire acondicionado
para luego pasar a cualquier otro tema superfluo.
Hace frío y no nos acordamos de nada, ni del que dijo que
sabríamos lo que era real cuando nos diéramos cuenta
de que no somos superiores ni inferiores a nadie,
e incluso ni iguales, sobre todo porque
ya nadie conoce a nadie.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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