sábado, 30 de enero de 2016

EVOLUCIÓN


En el principio
fuimos uno mismo,
partículas subatómicas
que formaban
una infinitésima parte del todo.

Tras el Big bang
átomos a la deriva,
incitados como energía inestable,
radiación residual
de la gran onda de choque.

Con el pasar de los eones
fuimos polizones en un aerolito,
ingrediente principal
del caldo de cultivo,
simientes
de los seres unicelulares.

Después de milenios,
anémonas radicales,
que danzaban, en el surgimiento
de un planeta en ciernes.

Al sucederse las eras,
carnívoros
dominados por sus instintos,
primates
en la búsqueda de un propósito.

En el perecer de los siglos,
homo sapiens hipersensibles
tras la senda de la eternidad.

ERIC URÍAS ROMERO

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