Yo removí los sueños aletargados
de tu virginidad consentida, doliente,
hecha de musgo y polvo,
de lava seca.
Junté cada fragmento de tu vida
en tus ayeres sombríos,
y los puse a la luz de mis ojos.
Con mi voz calenté tu travesía en el tiempo,
levanté la dunas de tus pechos,
tallé las aves en la marisma de tu vientre,
aves que volaron como lengua de aire
al paraíso de tu nuez.
Brotaron raíces frescas en tu selva,
y en la espuma de mis dientes
sentí el olor del árbol de la vida.
Besé tus pies para que no volaras,
mordí tus plantas para anticipar su rastro.
Por eso te persigo en las mañanas,
blancas como el instinto
de mis dientes homicidas.
Por eso prefiero tu aves
clavadas en mi espuma,
esta espuma babeante, de lodo
cuando te beso en la tierra.
FRANK DIMAS -Cuba-
Compartido por Claudio Lahaba
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