Ante mí,
una página en blanco
tiembla como hoja desprendida del árbol,
como cuchillo que intenta cortar el aire,
como suspiro que nace desde muy adentro.
Una página en blanco
que guarda la memoria de las horas.
Y ante la ventana sin visillos
que tamicen el resplandor de una luna
que no alcanza su sitio,
miro el techo desconchado de los años
como un viaje sin retorno
en un nuevo amanecer de silencio,
de amarga despedida,
de palabras perdidas en la nada.
Ante mí,
una página en blanco
para escribir tu nombre.
María Dolores G.ª Muñiz (Sevilla)
Publicado en la revista Aldaba 28
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