Se el agua que me lava lento por las mañanas,
enjuagándome de los delirios que empaparon mi colchón al soñarte,
al recordarte, al volverte almohada y apretarte fuerte contra mi pecho desnudo.
¡Ven y se mi vestimenta!.
Conviértete en sostén, en bragas, en lo que quieras!,
sólo con la condición de que toques mi piel viva, ansiosa,
esa piel que tantos tatuajes de tus caricias lleva plasmados cual lienzo terso de un artista.
¡Ven, amor mío!,
Ven y desbórdame los ríos de poemas que viven dentro,
vuélvete verso y rima con mis ganas.
¡Ven!,
y vuela, cual ave, por mi cielo,
surca esas nubes que nos llevan suave por un cielo lejano donde vivimos a ratos,
a momentos,
a besos,
ese cielo donde solo somos dos.
¡Ven amor, ven!
Cuando puedas, pero ven.
ANA RODRÍGUEZ -México-
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