Atrofiado de mis pensamientos,
entre acantilados llenos de barro.
Narrando mi vida, como una película triste,
sin cortos agobiado por la certidumbre de saber el final.
Caigo cansado cegado por el sudor,
tomando aire mi pecho en una amenaza de un infarto.
El día se oscurece la sombra de una silueta me persigue,
me mira con una fiereza al verme renovando en el fango.
Mis labios secos están sellados,
para gritar por última vez tu nombre,
se abre un abismo inmenso me devora mi pasado.
Sin poder dar claridad a mis pensamientos,
me ahoga mis actos y el fracaso,
sólo pido antes de perder la visibilidad
que sea tan rápido este final.
Donde yo siempre escribí imaginé mi final,
y tan sólo volteó atrás haber el pasado
y el destino escribió el final.
Justino León Ortiz -México-
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