jueves, 11 de mayo de 2017

LOCURA


En lo más profundo de la silencio y de mi soledad te busqué y solo hallé tus recuerdos, un osito de peluche un reloj colgado en la pared con su tic tac monótono me iba contando los agónicos segundos de tu ausencia, segundo a segundo, minuto a minuto horas días meses años van llenando el fardo de la eternidad, cartas leídas y releídas regadas en el suelo, vestigios del aroma de tu piel que se van esfumando en la agonía del tiempo, ése que va masacrando el tic tac del reloj de la pared, ya nada me queda, nada me queda, solo la culpabilidad de tu partida, crueldad juzgada para el que se queda, culparse por la partida del que se va, como el ahorcado culpa la soga por no romperse al momento de caer, abro la ventana y solo veo árboles frondosos que rodean la casa silenciosos, no te extrañan, no te recuerdan, solo están ahí testigos mudos del ayer, testigos mudos del mañana, las paredes del cuarto frías inertes me señalan me juzgan, por no retenerte en el pasado, y me obligan a olvidarte en el presente, enredaderas sin flores trepan las paredes brazos dedos de la naturaleza que quieren atrapar mi osamenta, huyó de ellas soy un orate en un mundo de cuerdos, o un cuerdo en un mundo de orates, la locura no es más que la libertad de la mente que ya no recuerda el pasado ni se ata al presente, rompe las ataduras del espíritu, en la locura el religioso y el político son ladrones de una Grecia olvidada por el tiempo, se es libre se es inocente, no hay destino solo libertad la libertad donde ya no te encontré porque nunca existió solo fue un sueño una forma diáfana y cruel que se inventó mi mente, como un óleo un libro un poema, un dios lejano, ella solo desea la eternidad.

Albaro Ballesteros -Colombia-

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