jueves, 25 de mayo de 2017

ARRABAL


{Poema dedicado a mi abuelo, José Azparren Usón, que me enseñó casi todo lo referente a este bendito arte que me domina. El arte poético}.

Arrabal...
Donde las musas nos velan.
Barrio noble en el que llegan
bailando al son de su viento...
Cercanía del Pilar,
donde la Madre contempla
la luz de la luz divina
impresa en todo rincón.

Arrabal...
Barrio de ronda, de poetas y bohemios.
Improvisa poesía,
donde el amor es eterno.
Callejas y puentes viejos
encima del noble río.
¿Y la iglesia de Altabas?
¿y el son inmisericorde
de las carracas de duelo
que en tu suelo arrancan llanto
cuando van en procesión?

¡Ay, es la calle Sobrarbe
donde a mí me secuestraron!
Amor eterno juraron
y eterno amor yo juré...
Desde entonces navegué
por tus calles soñadoras,
olor a leña quemada
de los pueblos cincelados
en piedra y roca perenne.

Testigo fue una jotica
que se canta por aquí
de que a la orilla del Ebro
se enamoraban los "maños"
y se iban a hacerlo firme
ante las gradas del templo.

¡Arrabal... barrio de luna temprana
y de luceros del alba!.
Poetas enamorados
de la vida y de la muerte;
horas sin tiempo bordadas
en tus soleadas calles,
noctámbulas escapadas
a la luz de tus faroles
hasta el puente, que de piedra,
tiene por nombre su influjo.

No nací en tu cabecera,
que me trajeron mis padres
en la calle San Vicente
que de Paúl aún se llama.
Abuelos y nobles tiempos
acogieron mi llegada
allá donde todo es nada
pero en fiesta permanente.
¡Ay mi calle soñadora!
Cuando bordeo tu orilla
una lágrima escondida
nace dentro de mi pecho.

Tiempos lejanos, presentes
en mi pluma de escritora...
Fuertes y férreas raíces
donde el amor solo impera.
Cascada de bendiciones,
lecciones de aprendizajes
donde mano a mano van
la senectud y la infancia
salmodiando su futuro
en lisonja y oración.

Carmen Azparren Caballero

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