Deja que saboree cada instante
en el lento fluir de nuestras horas.
Dame un pequeño oasis para
reposar de este árido
desierto de la vida.
Sé tú quien nunca ignore
el cálido sostén de la palabra.
Deja que el viento nos nazca de nuevo
y nos crezca en su hechizo.
Un nuevo amanecer codiciado de auroras,
comienza a propagarse.
Encenderé mi lámpara.
Sé generoso.
Y te hablará mi corazón.
Laura Olalla -España-
Publicado en la revista Oriflama 30
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