Es una forma de hablar rendida,
esa que amanece en la apatía,
es el calor de una sonrisa escondida
cuando el silencio habla cada día...
Es un llanto sin lágrimas el mío,
una espera que acaba en la cornisa
de una voz apagada y sin sentido,
una llama callada y extinguida...
Es el color gris de la derrota,
como un arma disparada sin permiso,
cuando el silencio habla y se deshojan
las palabras rotas del olvido...
Y entre el latir de las horas me pierdo,
como una marioneta sin hilos,
sobre el llanto silencioso de lo incierto,
las agujas que clavaron mi destino...
Cuando el silencio habla y no se calla,
dejando las paredes de mi espera
vacías como está ahora mi alma,
solo queda el eco de la pena...
Y se abrazan poco a poco las miradas,
mientras la soledad es la hermana
de la sed que acapara mi almohada,
habla el silencio, de todo y de nada...
Juan García Sánchez
Publicado en Acantilados de papel
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