Siempre pasa lo mismo cuando el egoísmo de los poderosos
y la corrupción de los gobernantes se llenan de pus.
Que si Mozart es Mozart.
La rima, es rima
y la estrofa, estrofa.
Me aprietan, me estiran como si fuera un chicle de muchos sabores.
Incluso hay quien está edificando
un paraguas de cristal para lucirme en la Quinta Avenida,
y quienes extirpan las amígdalas a sus hijos
para que no puedan recitar versos blancos,
mientras otros echan los cerrojos a las puertas de las editoriales,
no vaya a entrar una nueva corriente
que constipe a los célebres poetas,
a salvo de la peste con la vacuna de sus premios.
Sólo pido que me dejen en el silencio de las melodías.
Que no sigan filtrándome el virus del desasosiego
hasta que el Hombre encuentre en este planeta
su Morada celestial.
Mariano Rivera Cross -España-
Publicado en la revista Oriflama 30
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