Quietud iluminada de la luna, otoños de sombras,
la claridad de las noches ungidas de tristezas.
Antiguos mantras callan a los truenos y vientos,
desafinadas músicas lastimeras, ecos de llantos…
de rodillas suplicó a los Dioses, cargar dolores de su hijo.
Obstinado en retazos de recuerdos, abandonado sin adiós,
abrazó a su pequeño crío, lo llenó de amor y lágrimas,
destemplanza de noche de paz, los luceros apagados,
¡todo lo dio… solo respiraba el vacío
Por la esperanza de vida… se resistió a caer en el abismo!
Álvaro Álvarez Rojas (aprendiz de poeta) -Colombia-
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