Arrullo de luceros, mil canciones de cuna
una dosis de besos con sabor a guayaba
nos abrasa inclemente y nos quema los labios.
La noche nos ampara
con sus mórbido abrazo
y la luna se cae a los pies de la cama.
La noche nos protege
nos cubre
nos solapa,
nos esconde de todos...
La noche nos convida
nos envuelve en silencio.
La noche nos trastorna...
A veces un suspiro tal vez una palabra
se evade de los labios
sin poder evitarlo...
Nuestra noche es la noche
simplemente callada
irresistible manto
cayendo en nuestras almas.
La noche es la noche en que nos ofrendamos
sin decir mas palabras
que tu nombre y mi nombre.
Lilian Viacava
Publicado en Centro Cultural San Francisco Solano
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