viernes, 29 de mayo de 2020

HABÍAMOS


Habíamos bajado del castillo de Gibralfaro, donde saqué varias fotos de Málaga y su Malagueta. Ahora estaba sentada a mi lado en el Pimpi, con su cabeza apoyada en mi hombro. Pedimos un vino de los montes y algo para picar, nos daba igual lo que fuese. Yo la besaba en la frente, en las mejillas, en el cuello...

Acaricié su rostro y su cuello suavemente con la mano, ¡qué piel cálida y suave la suya! Ella cerró los ojos un momento y besé sus párpados. Toda ella me atraía, sobre todo su boca carnosa, distendida en una sonrisa magistralmente dibujada con carmín. Iba a besarla cuando me despertaron los ladridos de Tomy, que escuchó ruido en el rellano. Miré el despertador: las seis. "Será mi vecino Demetrio, que se va a trabajar y espera el ascensor", pensé dándome la vuelta para el otro lado y maldiciendo al perro.

-¡Joder, Tomy, para una vez que sueño algo bonito!
- Grrrr

JUAN PAN GARCÍA -Puerto de Santa María-

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