lunes, 25 de mayo de 2020

REFLEXIÓN


Un día un hombre debido a la situación precaria que vivía en su patria, por la represión, asedios y asesinatos en su país, decidió marcharse en busca de trabajo para darle de comer a su familia pero, al llegar a la frontera, encuentra a un extranjero a la orilla de una pista Panamericana, el extranjero tenía todo el día, de estar con su automóvil dañado, y nadie tenía compasión por ayudarle, y la tristeza y desesperación lo atormentaban porque iba con su esposa y dos niños, y era en un lugar de incomunicación pero, el hombre que iba en busca de trabajo, se ofreció para ayudarle en lo que fuese necesario, el conductor dudó y desconfió de él, porque no lo conocía pero, decidió darle un poco de confianza; aquel hombre se puso a revisar su vehículo y vio que necesitaba una pieza, porque estaba mal, se ofrece para ir a buscar la pieza a unos kilómetros de distancia pero, el conductor dudó nuevamente del nica, al final le dio un voto más de confianza, tomó el dinero y se fue.

A la hora el hombre regresó le reparó el vehículo, y el conductor muy contento pero, preocupado porque no andaba dinero en efectivo más que sus tarjetas, y le pregunta: caballero ¿cuánto le debo por sus servicios? El hombre un poco cansado le dijo: Usted no me debe nada, tenga un buen viaje, y que Dios lo bendiga en su camino.

El conductor muy alegre siguió su marcha. A los días el buen samaritano, llegó a varias empresas a buscar trabajo en el país ajeno pero, nadie le daba por no obtener ningún título y además por ser un extraño e inmigrante, un día entró a una empresa y quiso probar esa oportunidad que lo hayan dejado entrar, al llegar en recepción le informan al gerente de un hombre buscando trabajo, el gerente observando las cámaras detenidamente, observa al hombre y al verlo varias veces, reconoce que fue aquel buen samaritano que le había ayudado en los momentos más difícil para él y su familia, reacciona, y le dice a la recepcionista que le diga, que regrese al día siguiente porque él ya tiene su trabajo, la recepcionista sorprendida le dijo al hombre lo que su jefe le comentó, y ambos se quedaron sorprendidos, por dar un trabajo así, a alguien que no se conoce y que no ha entregado ningún documento.

El hombre salió de la empresa y se fue sorprendido, con duda y sin entender lo que había ocurrido. Al día siguiente llegó a la empresa, se presentó en recepción y allí le dijeron que espera un momento, porque el gerente lo atendería personalmente, el hombre aguarda con duda y sorprendido aún, cuando en eso lo hacen pasar a la oficina del gerente, y en ese momento el gerente lo saludó con un abrazo cariñoso, y le dice: ¡Bienvenido, es un placer que hayas venido, porque tu trabajo esta listo para ti!, el hombre asustado y sin poderlo reconocer aún por su buen porte y aspecto, le dice: ¿Disculpe gerente, porqué he de tener ese trabajo, si yo aún no le he entregado ningún documento? El gerente sonriendo le dice:

Sí, ya tú me lo distes: tu honestidad, tu amabilidad, tu confianza, tu trabajo, tu respeto, tu dignidad y sobre todo tu compasión, y todo eso tú no lo viste, cuando me encontraste varado por la pista, y que allí necesitaba, de alguien que me ayudaran en mi momento difícil, y de tantos que pasaron solo tú me la diste.

El hombre fue en ese momento que lo reconoció, y para él, verlo, fue un encanto, y de tanta alegría su alma afablemente se envolvió en llanto.

José Manuel Quintero Rojas -Nicaragua-

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