Ella y él avanzan hacia el tramo situado más allá de la curva. Detrás va quedando la estación, las luces, el resto de la línea. Detrás, perdiéndose, las voces. Pronto pasará un tren que no se detendrá. Cuando ya no pueden verlos, él se inmoviliza, la coge a ella por los hombros y la mira de frente. Después, tomados de la mano, se paran en el centro de la vía. Aguardan. Se escucha cada vez más ensordecedora la cercanía del tren. En el último segundo, él se zafa y salta. Ella alcanza a darse cuenta.
Del libro Bla, bla, bla, bla, bla sobre el amor de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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