Cuando encontré mi rosto marchito entre las hojas, me hice consciente del otoño
Soñé con hechiceras que ungieron mis cicatrices con su bálsamo
y vi rebaños despavoridos que a mi paso huyeron hacia los barrancos
y supe entonces que el pequeño dios doméstico al que alimenté por años me había abandonado
Huérfano de padre me hinqué a llorar hacia los cielos
pero toda lágrima en mis ojos se convirtió en escarcha
Entonces me fue robada la voz y supe que hay una música celeste que no me toca
Estoy solo
cada noche enciendo un fuego y hecho a consumir allí los nombres de mi tristeza
Yo nunca he mordido la manzana
sólo soy una roca rodante contra la que los aldeanos lanzan improperios
y en la que los mendigos orinan en las noches
tengo la certeza de que nada eterno hay en mí
excepto las palabras con que cada noche rompo mi garganta
y trato de suicidarme.
CAMILO RESTREPO -Colombia-
Publicado en Gaceta Virtual 124
No hay comentarios:
Publicar un comentario