Sudor y sangre derramados!
Ancha la tierra asume un dolor
propio y ajeno...
Amargo lamento de un amigo,
plegaria de los vientos;
llora la Madre y la Patria gime,
los hijos se desangran...
La Tierra herida clama y sus gemidos
no llegan a los cielos;
sus hijos la desgarran, la violan,
la flagelan, la Tierra llora y duele...
Silicio propio,
argumento indemne de la soledad,
el claustro indecoroso en que una sociedad
injusta e impura
clausura su pecado flagelado en sus heridas,
sus heridas son de hambre, son de dolor
y sufrimiento...
Son heridas de la Tierra y su clamor!
Los cielos se han cegado
y la oración es muda, sorda, insuficiente
en su ignorancia se depreda
y las heridas flagelan el corazón de los que rumian
pan amargo de la pena y el dolor.
El dolor crece como marea de invierno,
el consuelo y el lamento inoportunos
no alivian las heridas, sólo las abren
y las nutren...
Hasta cuándo la célula del mal
gobernará el alma humana?
Hasta cuándo la chispa del amor
que aún vibra en nosotros descubrirá
nuestra inocencia y devolverá la humildad
a nuestros corazones?...
Como alguien dijo "Hasta cuándo seremos como niños?"
Alma, mente y corazón se desangran,
sin darnos cuenta que cada uno se flagela
a sí mismo y a los demás...
Envenenamos nuestra Madre Tierra!
Hasta que en mi alma y en la tuya no haya conflicto, lucha
y competencia, hasta entonces habrá paz en la tierra...
Porque solo siendo como niños perdonamos
y amamos sin codicia, sin conflicto, sin violencia,
porque el alma es niña e inocente
hasta que no es corrompida por el hombre...
Ricardo Flores Joya -El Salvador-
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