domingo, 18 de junio de 2017

MUJER SENTADA


Pero sé que debo hablar de esa puerta,
en un hotel para turistas de la calle Cangallo.
Recuerdo con nitidez un finísimo sol
y las partículas del aire jugando con la luz.
(Ah el sencillo fulgor de una habitación en penumbras.)
Estoy sentada sobre un sucio cobertor.
El conserje me entregó la llave de la diecinueve
y miró con cara de nada
cuando le hablé de tiempo de sosiego.
Cerró la puerta y me dejó queriendo comprender.
(Los mosaicos hacían muecas con su geometría.)
Poco importa si por la calle pasa un hombre,
si hay una fábrica, un frigorífico o muchos árboles.
Pero, el aire ¿Entra por los pulmones, sale o permanece?
Qué hago, qué hago aquí,
con un cuadrado sórdido y ajeno?
Ajeno. Sórdido. Agujero del mundo, digo
Sentada sobre un sucio cobertor.

Del libro Gestos de minué de Marta Braier -Argentina-
Publicado en la revista Oriflama 30

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