Gritan mis huesos predestinados al caos
comen de mí los cangrejos al regreso del río
me quedo sin sombra y sin dios
entre los restos de la mañana
aislado hasta la unidad floto
en tantos lugares
que acorralado en el límite del eco
converso con los poetas
humildemente
y a veces, sólo a veces tiemblo
ante el ojo ciego de la tormenta
donde alguien robó mi palabra
donde alguien archivó mi nombre.
RAÚL TÁPANES LÓPEZ -CUBA-
Publicado en la revista Oriflama 30
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