Allá sobre el istmo
majestuoso se eleva
el viejo faro.
Entre sombras ilumina
la mar. Algunas noches,
sin luna, se le oye llorar.
¿Por qué su sollozar?
Grande y fuerte
acostumbrado al ímpetu
de la mar.
Luna negra,
¿donde está su amor?
El faro sólo está
compañera de ocasos,
ausencia de sus brillos
¡ahí la causa de su pesar!.
Vacío parece el cielo
triste el faro está
espera su plenilunio
para los labios de su luna
volver a besar.
Luces del faro
entre brillos de luna
quietud de la mar
la pasión está por desatar.
Francisco Javier Díaz Aguilera
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