Vi un árbol que era superior a todos los demás
repleto de piñas que colgaban fuera del alcance.
Vi una gran iglesia con sus puertas abiertas
y todos los que salían de ella estaban pálidos y fuertes
y a punto de morir,
vi a una mujer que, sonriente y maquillada,
lanzó los dados para probar su dicha
y vi que perdía.
Un círculo que nadie cruza se dibuja
alrededor de estas cosas.
Edith Södergran -Suecia- Traducción de Hebert Abimorad.
Publicado en Periódico de poesía 99
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