Desbórdate, caudal embravecido
despéñate por los rápidos
rueda con los cantos rodados
arrastrados por la corriente.
Miente, que nadie sepa
por donde anda tu vida y siente.
Precipítate por los cortados
haciendo pozos que no existen
sé río de avenidas por sorpresa
y si es tan abrupto tu recorrido
o tiene cascadas de vértigo
que no te importe
si no eres capaz de encontrar
un remanso de aguas tranquilas
si te dejas la vida en el intento
aplastado en alguna caída
lo que importa
es haber sentido la corriente.
Del libro El sonido de las alas de las mariposas de
María Dolores Pérez de la Hoyica
Publicado en Acantilados de papel
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