Amor, hoy son de agua mis manos,
prolongadas caricias cristalinas para tu piel nacarada y de mar,
para tus pies, fragantes corazones de arena y sal.
Amor, mis ojos de agua
navegan transparencias imposibles
sobre la fugacidad de tus secretos,
mis palabras mojadas de rocío
te retienen apenas como a un pequeño pez
que se desliza,
se desliza , amor
por un estanque inexistente.
Querido, mi sueño es de agua,
muselina empapada de reflejos,
destellos de un antiguo camino
que se llevó la corriente.
Nuestros nombres de agua
estallan en la tarde
y ni siquiera hay eco para ellos,
sólo el fragor de las olas
sobre el viejo arrecife.
Graciela Vodicka -Argentina-
Publicado en la revista Añil 142
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