Inerte asfixiada recorre mi alma
el humo que deja tu nombre,
le hiere la huella, el olvido,
se abraza al silencio, se tapa
en las nubes, sus dos lunas llenas
repletas de lluvia se abruman,
se avivan.
Sus dos lunas llenas arrojan tormentos
no caben más lágrimas
en esos dos ojos que son
las dos lunas en el firmamento
de un dolor profundo que
esta alma refleja roída de sombras.
Ahora recorre azules relámpagos
llenos de amargura, estrangulados
cantos, gritos pavorosos
llegan hasta el cielo de sus ansias locas
de abrazar tu nombre,
que solo son recuerdos:
si el alma ahora grita, el cuerpo
se esconde debajo de la tierra,
en un cementerio.
Lucy Ortiz -Canadá-
Publicado en Palabras Diversas 47
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