“Voy a tejer con mis manos
una bufanda de besos,
para que no hiera el frío
el poema de tu cuello.
Una bufanda de besos
voy a tejer con mis manos”,
prometió el amante ciego,
con la ilusión en los labios,
a su amada aquel invierno,
y cumplió con su palabra,
pero ella, ¡ay, Dios del Cielo!,
no se la quiso poner
y se la puso a su perro.
Del libro LIBRETILLA DEL COPLERO de JUAN CERVERA -México-
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