domingo, 29 de junio de 2014

DECEPCIÓN


En mi ascenso al Tabor toqué la gloria,
y me transfiguré, luz y armonía.
Y al desatar la noche su jauría
de abandonos, fui sólo una memoria.

El dolor es más largo que la euforia,
más denso y abisal; deja vacía
la otrora principesca galería
del alma, cuyo amor fue su victoria

Hoy, en esta derrota que perdura,
no repudio la prístina ventura
en el pináculo del gozo hallada.

Ni la intento olvidar, ni la deploro.
Fue mi culminación, y si la lloro,
lo hago a pie de nostalgia enamorada.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-

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