Guardé los cuchillos
en el arcón para siempre.
No los necesitaba
porque tenía la palabra.
La palabra cuando se usan bien
producen heridas sangrantes
que nunca se curan.
Para mí la palabra es un arma
portadora de dardos invisibles
que penetran suavemente
por cada poro golpeando
con fuerza hasta dejar
una huella que recuerde
el mensaje para siempre.
JOSÉ LUIS RUBIO
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