Bajo el sol de la siesta, los muchachos
juegan al fútbol en la rambla.
Con el torso desnudo y la frente sudorosa,
corren desordenadamente de un extremo a otro.
Corren no formulan preguntas,
no sacan conclusiones, no hacen una mística de lo arcano.
Para ellos la vida es tan simple e incuestionable
como la esfera de cuero que patean.
Si hay alguna verdad, una instancia absoluta,
es el momento en que la pelota se introduce en el arco.
Eso... Y las chicas que cruzan la rambla mientras juegan
y tiran de la cuerda de sus sueños.
Del libro "Diario de paso" de César Cantoni -Argentina-
Publicado en la revista Estación Quilmes
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