A través del cristal la nostalgia se atreve
con las uñas pintadas de las últimas flores;
con sus dedos de barro cuelga nidos y amores
de una vieja cornisa: ¡y parece que llueve,
golondrina del alma, donde el día se bebe!
Encharcando tu sombra te vestí de colores...
Y después del café, siempre quedan olores,
perfumando los sueños con la luz de algo breve.
“Sólo existe el presente” –me dijiste al oído-,
y arrojaste mi ropa más allá de este cielo
para inmortalizarme a través del olvido;
“sólo existe el presente” -¡ay, menudo consuelo!-,
“solo existe el presente, donde tú te has perdido”:
¡me dijo una sirena, con los pies en el suelo!
Antonio Ramos Olmo -ESPAÑA-
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