Entre las grietas subterráneas
de la isla de piratas
encallado mudo y solo
entre tesoros ocultos
de joyas, coronas
y doblones de oro
oscuro, siniestro
con un agujero en su quilla
y sus velas negras
como estandartes de harapos
aquella nave se hallaba
en la extrema negrura
de las aguas estancadas.
Esperando a que en la noche
cuando el reloj marque las doce
sus intrépidos bucaneros
salgan a navegar los mares
asaltando a quien se cruce
en sus amplios dominios
ocultan sus triunfos
bajo la oscuridad fantasmal
de su cueva de ladrones.
Se escucharán cánticos
el rechinar de los sables
y el grito de una damisela en apuros.
Navegará por las
turbulentas aguas
sin más ni más
que su bandera deshecha
con su figura de calavera
surgiendo noche tras noche
a mando del capitán
el corsario más valiente
que con su botella de ron
y su espada reluciente
navegará en alta mar
con su barco fantasma.
Y al llegar el amanecer
dentro de la gruta estará
y aquellas almas torturadas
entre tesoros acumulados
en las arenas muertas
eternamente no descansarán.
Diana Chedel -Argentina-
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