(Se refiere a la creación del artista plástico e inspirado en el dibujo “Apheles” de Jorge Mansuelo)
Primero hay un sueño, una impresión,
el germen.
Solo con sus recuerdos,
en la noche piensa una forma pura ,
lejana aún.
Deja que surja ,
emerja de la corteza,
y quiera gritar,
como el perfil de una herida
como los ojos de alguien.
Una corteza abriendo una forma primitiva,
un remoto paisaje o un rostro,
una llama que vuela, o toda la pasión de un latido
que ahora sube hasta el final.
Piensa una imagen,
la figura que aún vive en las sombras de un recuerdo,
el color de la materia.
Un levísimo soplo que avanza.
Y ahora en la pared, el lienzo, el cartón
empezará el rito de la entrega,
del dolor, de la idea que bulle
como hojas brillando ,estirándose,
piedras, árboles, el mar, las casas,
la casa, el cuerpo, los cuerpos,
la forma entera.
Y así el infinito mundo
el espacio rojo, azul, desplegado, comprimido
marcha, muere, sigue, avanza nuevamente
con una idea violeta o verde,
aterciopelada,
viva.
Entonces sí, es su mundo, su universo de estrellas,
su mapa de colores, tiernos como palomas
o rojos como tigres de fuego.
Y descansa, y mira, y acaricia y mira.
Y no deja de mirar su obra.
AMALIA MERCEDES ABARIA -Argentina-
Publicado en Antología de Escritoras argentinas
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