En un recinto teatral.
PRESENTADOR:
Amigos (Larga pausa dramática.)… Querido y fiel público de este teatro… porque la verdad la verdad (Ríe fuerte-mente, cada vez que se indique lo hará con nerviosas y fuertes carcajadas)… Perdonen mi grosera pérdida de control… pero saberlos tan fieles… (Mira hacia cajas y va a foro para oír, nada… luego escucha atentamente por si alguien está entre bastidores intentando percibir cualquier otra presencia.)… Afortunadamente estoy encargado de toda responsabilidad… Sí, cuando el barco se hunde las ratas salen… las ratas y los modernos capitanes. No es aquello de (Grita como voceando en un barco que se va a pique:) “El capitán el último en salir” (Ríe.) Ahora es el primero que huye, el capitán… (Acercándose mucho a público y con un tono ultraconfidencial.) ¿Se acuerdan lo que pasó hace poco…? (Pausa. Viene un ruido de extra escena. Se sobresalta y cambia su tono.) ¡Ah, no estoy aquí para hablar de cosas tristes y terribles, yo señoras y señores… O debo decir señor@es (Marca la arroba en la palabra que compone.) o sea señoraes (Ríe). No, estoy aquí para presentar al gran, al único, al maravilloso, incontrasta-ble, inconmensurable, incomparable actor de actores: Rufino García… (Aplaude entusiasta e invita al público con su actitud a aplaudir también.) esa maravilla de ser humano al cual, por sus cálidos aplausos entiendo que lo aman, aplausos que han elevado la temperatura de este gélido recinto, porque aquí (En plan de chisme.) ya no quieren ni gastar en… ¿Tienen frío? No sean tímidos, al teatro ahora se viene a ser más uno. ¡Fuera catarsis! ¿Distanciamiento?… Aún seguimos juntos… ¡Ah el teatro postdramático… zas se acabó el mundo! (Pausa, se queda en duda pensando.) ¿Cómo va a ser esto? ¿Qué dicen? ¡Yo…! (Un nuevo ruido lo detiene y lo preocupa. Pausa nerviosa.) ¡Ah, claro, les decía… no, nada, aquí no venimos a relajarnos, este no es un spa, un centro de yoga. Están esperando que el gran Rufino García venga a divertirlos… (Se muestra muy irritado.) ¡Pues, no! Rufino García no es un payaso, aquí los payasos son todos ustedes, los que creen que el teatro es para olvidar penas y dudas, no pues, y les digo más… ya no esperen nada (Ríe.) porque al gran Rufino García, que nunca me dejó igualarlo, hoy no van a verlo, aunque quieran, a ver, pateen, griten, llámenlo. (De entre sus ropas saca una daga de la que cae un líquido rojo… ¿sangre?) Me encargaron presentarlo (Amenaza con la daga.), pero… (Se corta el cuello con la daga, brota más líquido rojo, su cabeza cortada de la que cae abundantemente el líquido color rojo se va elevando y es de allí de donde vienen las últimas palabras.) hoy yo harto de presentar a mediocres he decidido que vean algo importante en este teatro. ¡Hoy actúo yo!
La cabeza se va elevando y derramando líquido y también algunos gruñidos y sonidos que no alcanzamos a entender. Hay un apagón total en la escena. Un reflector alumbra solo la cabeza y se encienden las luces del público en medio de una música, alta, fuerte, que no deja escape.
Sara Joffré (Perú)
Publicado en Los Cuadernos de las Gaviotas
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