ARREPENTIMIENTO

Me arrepiento de mis fallos cometidos,
de mis faltas, mis pecados y mis actos,
de mis hechos, mis lapsus y mis miedos,
de mis culpas, mis pesares y mis prisas.
Me arrepiento enteramente
de tantas noches malgastadas
en esta mi vida fugaz y no vivida
al cien por cien, como la tuya.
Me arrepiento de las cosas que no ocurrieron,
de las cuentas que no ajusté,
del elixir que no bebí,
de los mágicos momentos desaprovechados,
de los sueños y promesas que incumplí,
de mi palabra que no mantuve,
de los riesgos que no corrí,
de las horas espurias consumidas,
los minutos, los instantes, los segundos,
uno a uno, ciento a ciento.
Me arrepiento de infinitos desperdicios
en forma de amor y de amistad
de que me fui desprendiendo
sin asirlos con firmeza,
como quien atrapa la Luna
en una noche encantada.
Me arrepiento de no haberte conocido,
de no haber existido en una época lejana,
de no haber sido capaz de decir
cuanto pensaba,
de no haber osado gritar
cuanto callaba,
de no haber optado por insinuar
que me atraías,
de no atreverme a hacer realidad
la falacia absurda de mis fantasías.
Me arrepiento y es tanta mi entrega
que anuncio y hago pública mi resolución
(«Arrepentimiento» se titula),
la misma que tú tendrías que haber hecho
al descifrar mis versos.
Me arrepiento de cuanto hice,
deshice, rehice o no hice
por mor de un día a día temeroso.
Me arrepiento…, al fin y al cabo,
pues sólo son treinta y dos años los que
tengo,
de haberme arrepentido en esta estrofa,
pues todo lo honesto, lo pérfido,
lo indigno, lo insigne,
lo diabólico, lo seráfico y lo poeta que soy,
por más que patalee en estas hojas,
no son más que mera prueba
de que eso soy, y eso he sido, y quizá seré,
que ya es bastante.

Paco Linares Lucena -Bailén-
Publicado en la revista Poetas de Bailén