La noche se compone de tus ojos negros.
Como el alimento del mar estás;
como la oscuridad silente.
La extensa primavera de las luces en tu rostro viaja.
En mi corazón desencadenas las estrellas
en una solemne caminata azul silvestre.
Y junto al infinito, junto a lo viviente,
una medalla de colores en mi pecho enciendes.
¡Qué irrepetible forma de quererte!
Del libro Poemas íntimos de
SALVADOR PLIEGO
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